jueves, 6 de enero de 2011

EL BAMBÚ Y EL ROBLE


Cierto día cuando estaba en el bosque, Confucio vio que un joven de 16 años aproximadamente, golpeaba un árbol. Fue donde él estaba, se senté y sólo miró. Cuando vio que cesó de golpear aquel árbol, le dijo: ¡Muy duro! ¿eh? tienes problemas, y los resuelves golpeando un árbol.


- Sí, así soy, duro y fuerte.
- Prefieres golpear un árbol, descargar toda tu energía en el, y abandonar tus problemas sin tratar de resolverlos... ¡que bien! Así que, duro y fuerte. Ven, te voy a decir algo.
Lo llevó hasta donde estaba un roble; después lo llevó a donde estaba un bambú...
-Obsérvalos... el roble es grande, duro, y muy fuerte, igual que tú, y el bambú es muy delgado, y flexible. En tiempos de tormenta, cuando los vientos soplan muy fuerte, el único que sobrevive a tal desastre natural es el bambú, ya que el roble es muy duro para soportar la tormenta.


El bambú, con su gran flexibilidad soporta toda tormenta, se mueve y dobla en armonía, hacia donde los vientos se dirijan; y el roble, como es tan duro, está tan estático que en vez de doblarse se quiebra, trata de resistir, de imponerse ante la tormenta, hasta que tarde o temprano cede. Pasada la tormenta, el único que queda de pie es el bambú, delgado y flexible, listo para soportar otra tormenta.


En tu vida, considera cada problema como una tormenta, y decide si te comportas como un bambú o como un roble.

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